Más pronto de lo que pensamos diremos adiós al trabajo para toda la vida. Todo apunta a que en los próximos años ya no desempeñaremos sólo una profesión sino que iremos cambiando de funciones a lo largo de toda nuestra carrera profesional, y lo más probable es que lo hagamos en empresas diversas.
Los expertos señalan que los empleados deberán reinventarse una y otra vez si no quieren quedarse por el camino, por lo que la formación continua será esencial para no quedarse obsoletos, además de la flexibilidad y la capacidad de adaptación. Además, el número de asalariados disminuirá con el paso de los años mientras aumentará el de ‘freelance’ o colaboradores. Según un estudio de la red social profesional LinkedIn, si en 1989 este colectivo apenas representaban un 6% de la mano de obra en EEUU, llegará al 43% en 2020.
Ahora bien, precisa Alvaro Fernández, Managing Director de PageGroup, esta tendencia será mucho más «agresiva en Estados Unidos que en España debido a que en este país la seguridad laboral es más baja».
En cualquier caso, añade, en nuestro país ya se observa un aumento del número de trabajadores autónomos entre los profesionales con edades más avanzadas, a los que les cuesta más reengancharse al mercado laboral por su edad y por partir de salarios más altos, pese a tener una dilatada experiencia. También entre los trabajadores en paro que han encontrado en las plataformas digitales una alternativa y entre aquellos profesionales ultraespecializados con conocimientos tecnológicos que prefieren trabajar por proyectos y que se aprovechan de la escasez de talento en estas áreas. «Una tendencia», afirma Fernández, «que irá en aumento en los próximos años».
Formación continua
Además, «ya no valdrá con tener una formación, sino que será necesario adquirir nuevas capacidades cada pocos años, y desarrollar habilidades interpersonales como la gestión de riesgos, el liderazgo o la inteligencia emocional», sostiene el informe ‘Workforce of the future: the competing forces shaping 2030’, elaborado por PwC y el Said Business School (Oxford) sobre el impacto de las tecnologías, la automatización y el futuro del mercado laboral.
Con la sustitución por robots de los trabajadores dedicados a tareas más rutinarias, se incrementará el valor de los profesionales más resolutivos, creativos y con mayores capacidades de liderazgo. Aquellos con una gran capacidad para aprender, curiosos, flexibles, versátiles y, por supuesto, con un dominio del entorno digital.
Flexibilidad y seguridad
Ahora bien, el futuro del empleo irá acompañado de importantes desafíos. Entre ellos, hacer compatible la flexibilidad que demandará el mercado con los derechos de los trabajadores.
El auge de la ‘gig economy’ o la economía de los pequeños encargos está incrementado el número de profesionales independientes que trabajan por colaboración o proyectos. Los sindicatos advierten del peligro de la ‘uberización’ del empleo y de la necesidad de una regulación para que los trabajadores no pierdan los derechos conquistados.
«No sólo se está produciendo este fenómeno en las plataformas digitales, está aumentando también el número de falsos autónomos y de falsos cooperativistas. Y la pérdida de derechos ya se está produciendo», denuncia Lola Santillana, secretaria de Empleo y Cualificación Profesional de CCOO.
Desde UGT advierten en un informe sobre la situación del empleo en España de que «las nuevas formas laborales burlan incluso las garantías mínimas que establecen los convenios colectivos, como las empresas multiservicios, y expulsan a los trabajadores y trabajadoras del sistema básico de derechos laborales de protección social».
No obstante, en el futuro, los que peor lo pasarán serán los trabajadores que son contratados ‘online’ pero que luego completan el trabajo ‘offline’, es decir, un transporte, un servicio doméstico, un reparto a domicilio, etc. Por el contrario, aquellos profesionales que realicen trabajos de alta cualificación serán muy demandados por las empresas, lo que les permitirá elegir y exigir mejores condiciones, que les faciliten conciliar mejor su vida personal y laboral.
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Fuente: http://www.elmundo.es/economia/2018/05/06/5aed999ee2704eb5548b45ac.html