El desarrollo meteórico de las TIC en los últimos años supone una oportunidad que no se debería dejar pasar. La expansión de estas tecnologías, especialmente el Big Data, ha llegado a áreas insospechadas, como el deporte.
Uno de los que más y mejor utiliza esta tecnología es la Fórmula 1, donde cada acción es registrada. En este post del blog de Befree echamos un vistazo al funcionamiento del Big Data en la Fórmula 1.
Más que una competición deportiva
El calendario de los grandes premios de la Fórmula 1 llegó el pasado mes de mayo a España. Concretamente, al circuito de Montmeló. Aprovechando su visita, Silicon habló con Roberto Dalla, ligado a la Fórmula 1 desde hace 33 años y, actualmente, es el director general del Centro de Medios y Tecnología.
Para el directivo italiano, la Fórmula 1 no es solo un deporte, sino una forma de desarrollar el futuro: «De aquí salen innovaciones que posteriormente se aplican y adaptan a otros mundos, sobre todo el automovilístico». Más adelante veremos una de ellas.
La historia de la tecnología en la Fórmula 1
Hasta la década de los 70, el éxito o fracaso de una carrera estaba totalmente determinado por las decisiones en cuestión de segundos del piloto. Sin embargo, fue entonces cuando los sistemas de telemetría llegaron: se redujeron tamaño y sofisticación para poder instalarlos en los coches para proporcionar información sobre su funcionamiento.
Los sistemas electrónicos se instalaron comúnmente en los 80. Explica el experto en datos y negocios Tom Robertson que, al principio, el almacenamiento se limitaba a los datos de una sola vuelta. Los pilotos recibían una señal para encender la telemetría cuando el equipo necesitaba recoger datos. Los datos se extraían del vehículo y se transferían a los sistemas informáticos del garaje para su posterior análisis.
A finales de la década, se desarrolló la telemetría de ráfagas, que enviaba señales de radio desde el coche al garaje durante la carrera, avisando al equipo de boxes del estado físico del coche. Estas ráfagas se sustituyeron por la transmisión de datos, que se enviaban al garaje y luego a la fábrica. Desde entonces, ha evolucionado hasta convertirse en un aspecto importante de la gestión y planificación de los grandes premios de Fórmula 1.
El Big Data en la Fórmula 1: así funciona
Dalla habló acerca de datos y cifras. Por ejemplo, cada coche transfiere cerca de 35 MBytes de información por vuelta. En total, una carrera completa de Fórmula 1 genera entre 700 GBytes y 1 TByte de datos. Dichos números se obtienen mediante sensores colocados estratégicamente, que son «más de los de un avión en proporción», indica Roberto Dalla. «Pero la Fórmula 1 no puede ver los datos generados por los coches; solo puede recopilarlos y enviarlos a los equipos».
Su departamento trabaja para facilitar la obtención de información de los equipos. El componente más importante para ello es la telemetría. Antes, los equipos utilizaban sus propios sistemas de telemetría. «Pero ahora nos encargamos de eso nosotros», indica Dalla. «Además, facilitamos la transferencia de otros datos críticos como la vibración del motor, el ángulo con el que cada coche afronta las curvas… Gracias a la tecnología nos aseguramos de la seguridad, fiabilidad y privacidad de los datos hasta que llegan a los equipos».
Esta privacidad, sin embargo, es un caso complejo. Mientras que las escuderías mantienen su información oculta para el resto de los equipos, los espectadores necesitan algo de esa información para poder seguir el gran premio. La velocidad punta, la marcha con la que se toma una curva o cuánto se pisa el freno son datos imprescindibles para entender la carrera. Dichos datos son públicos y, lo más importante, a tiempo real. La convivencia de datos públicos y privados solo es posible, explica Roberto Dalla, mediante los múltiples canales de transmisión, que llegan a ser unos 1000 por cada vehículo.
Aplicaciones en la vida real
Veamos un ejemplo de lo que comentaba Roberto Dalla. Los seguidores de la Fórmula 1 tuvieron que aprenderse dos conceptos introducidos a lo largo de la pasada década: el DRS y el KERS. El primero –Drag Reduction System o Sistema de Reducción de la Resistencia Aerodinámica– consiste en un alerón trasero que puede abrirse para ganar velocidad y favorecer los adelantamientos.
El segundo, el Kinetic Energy Recovery System o Sistema de Recuperación de Energía Cinética, se introdujo antes. Basa su funcionamiento en el precepto de que la energía ni se crea ni se destruye, sino que se transforma. Aunque en la Fórmula 1 se empleaba para tener un poco de energía extra a modo de turbo, su aplicación diaria consiste más en una frenada regenerativa. Esto permite a vehículos híbridos y eléctricos, entre otros, frenar al mismo tiempo que producir energía gracias al movimiento de las ruedas.