El sector tecnológico es uno de los que más dinero mueve en el mundo. El desarrollo de hardware, software, la innovación y los servicios relacionados con el Gobierno de Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) son negocios que generan importantes beneficios a lo largo y ancho de todo el globo, y es, sin duda, el ámbito económico que mayor desarrollo está experimentando en las últimas décadas.
Pero, ¿está el sector tecnológico europeo preparado para aprovechar todas las oportunidades que el mercado ofrece en estos momentos? Un solo dato basta para hacernos dudar: según la Comisión Europea, este año 2015 se están creando más de 860.000 vacantes relacionadas con la tecnología que no pueden ser cubiertas, debido a la escasez de profesionales con la formación adecuada.
Si hacemos caso a este dato, es evidente que las empresas TIC están perdiendo la oportunidad de hacerse más competitivas en un mercado que no deja de crecer. Contar con una plantilla de empleados formada en aquellos servicios más demandados en el panorama actual es la base para que cualquier negocio alcance con éxito sus objetivos. Tampoco debemos olvidarnos de la importancia de la innovación, una obligación para cualquier empresa tecnológica a día de hoy.
Según los datos ofrecidos por el Panel de Innovación Tecnológica (Pitec), para una empresa media representativa de este país, incrementar en un punto porcentual su gasto en innovación tiene como resultado un crecimiento del 3,7% en sus ventas anuales. Unas cifras que pueden llegar hasta el 7,9% en sectores de alta tecnología.
Los profesionales tecnológicos no están aprovechando este nicho de empleo que Europa está generando. Tanto empresas como trabajadores necesitan darse cuenta de que apostar por el talento es la clave para el crecimiento. Mantenerse actualizado a nivel de formación genera un círculo virtuoso en el que la rentabilidad de la empresa se retroalimenta con la empleabilidad del profesional dando lugar a una situación en la que todos ganan.
Por todo ello, es imprescindible ser capaz de detectar aquellas tendencias tecnológicas que llevan la voz cantante en estos momentos. En este sentido, podemos citar certificaciones como Agile PM, un innovador enfoque para la gestión de proyectos; Lean IT, que permite optimizar los procesos y métodos de producción de las organizaciones para trasladar productos al mercado de manera más rápida y con mejor calidad; o Cobit5, que es, de facto, el estándar internacional para el control global de TI.
Además, las últimas innovaciones en materia de servicios, como el Big Data, el desarrollo de soluciones de movilidad o la tecnología NFC ocupan un hueco cada vez más grande entre las demandas del mercado, por lo que contar con especialistas en ellas en vital para crecer.
Tampoco debemos olvidar otras competencias del profesional que, más allá de la técnica, están relacionadas con sus habilidades personales. La capacidad de innovar, por ejemplo, puede ser educada y entrenada para sacar el mayor provecho a la inversión en I+D, y el liderazgo tiene un lugar destacado entre las competencias del profesional tecnológico de éxito.
Este contexto ha llevado a la aparición de programas de gestión del talento encaminados a mejorar la capacidad de las empresas para competir en el mercado TIC. Un ejemplo de ello es Club del Talento, iniciativa nacida de la colaboración público-privada y que en su segunda edición, celebrada en Bilbao, ha reunido a 25 organizaciones bajo el liderazgo de APMG International para ofrecer formación gratuita a profesionales de diferentes empresas tecnológicas, satisfaciendo de esta forma las necesidades de éstas en materia de formación y certificación. Este programa, además, ha reservado una parte de sus plazas a personas en situación de desempleo, las cuales ya han trabajo gracias a las competencias adquiridas.
Buscar el talento y mantenerlo bien afinado es un requisito indispensable para cumplir con los objetivos empresariales y tomar ventaja frente a la competencia. Europa tiene una oportunidad de oro para convertirse en líder del sector tecnológico, siempre que nuestras empresas sean capaces de detectar sus necesidades a nivel de plantilla y darles solución. Decía Voltaire que «suerte es lo que sucede cuando la preparación y la oportunidad se encuentran y fusionan». Las oportunidades están ahí, esperando a que apostemos por la preparación para aprovecharlas.
Fuente: El Economista