Así de rotundos se muestran nuestros freelances cuando les preguntamos si volverían a plantilla. Llevan más de 20 años en el mundo de la consultoría, y desde hace años colaboran con Befree. Rodrigo Victorio y Alberto Ascorve no han querido perder la oportunidad de contarnos su experiencia como freelances, y en esta entrevista desmontan algunos de los clichés que persiguen a los trabajadores por cuenta propia.
¿Cómo comenzó vuestra aventura como Freelance?
Rodrigo: En el año 2003 me encontraba trabajando en una consultora, que se vio abocada a una crisis y realizó una especie de ERE, por el que quedamos unos cuantos consultores que teníamos que abarcar todo, y decidimos que queríamos mejores condiciones. La mejor solución para todos fue hacernos freelances, nosotros de esta forma íbamos a percibir más ingresos, y a ellos también les venía bien porque así tenían menos obligaciones con el empleado.
Alberto. Yo empecé en 2007. Estaba de Senior Manager en Capgemini y tenía que gestionar proyectos, cuentas, también estaba haciendo laborales de consultor, viajaba, no tenía fines de semana y no veía a mis hijas. Mi mujer también tenia un puesto de dirección y decidimos que uno de las dos tenía que dar un paso, y yo decidí que la mejor manera de salir del estrés que tenía era hacerme freelance. Compañeros míos eran freelances y me di cuenta que esta opción me permitiría tener más flexibilidad de horarios, decidir mis vacaciones, mejor sueldo y sobre todo mejor calidad de vida y poder compaginar mi vida familiar y profesional.
¿Cuándo supisteis que queríais ser Freelance?
Rodrigo. Circunstancial. No tenía vocación ni objetivo a corto plazo. Fue por unas circunstancias concretas, quería que me subieran el sueldo y esa era la manera.
Alberto. Cuando, debido al estrés laboral que tenía, creía que me iba a dar una angina de pecho.
Uno de los principales problemas que tienen los freelances es la dificultad para poner precio a sus servicios. ¿Cómo sabéis dónde está el límite en estos casos?
Rodrigo: He tenido poca iniciativa en ese sentido. No he sido pedigüeño. Siempre he escuchado las ofertas y, si me han parecido razonables, las he aceptado y, si no me han interesado, no las he aceptado. No he apretado mucho nunca a mi proveedor porque he entendido que la relación no se tiene que tensar desde el principio. Si no estaba a gusto con la tarifa que iba a percibir, no aceptaba.
Cuando ya tienes una relación con un cliente, con el que tienes confianza y sabes cómo trabajas y quieres renegociar, tienes más margen para saber que puedes pedir.
Alberto. Tienes muchos factores que tienes que tener en cuenta. Sobre todo, si estás sin proyecto, tienes que tener en cuenta que debes bajar la tarifa porque lo que no quieres es estar sin proyecto.
Pero, si estás en uno, las cosas cambian y entonces valoras por ejemplo el intermediario, quien es y cómo paga, el tiempo del proyecto, bajo la tarifa si, por ejemplo, el proyecto va a ser de larga duración o si te quieres cambiar del proyecto en el que estás.
¿Cómo sorteáis los valles y picos de ingresos y trabajo?
Rodrigo: Cuando encontré un valle me cambié a plantilla. Estaba en un cliente, estaba muy a gusto y era perfecto, pero el cliente dijo que a partir de una determinada fecha todos los freelances tenían que salir fuera. Yo no era de anticipar, con lo que no me agobié y antes de pensar qué hacer, se me adelantó el cliente y me ofreció un puesto interno. Y pensé que era la mejor opción en ese momento.
Alberto. ¡Toco madera! Pero todavía no he tenido ningún momento en el que haya tenido un valle. Si te anticipas, en 2-3 semanas tienes algo seguro. Es imprescindible tener una buena red de contactos. Un freelance necesita un buen networking para no tener ningún problema.
¿Vacaciones siendo Freelance?
Rodrigo. Súper bien. Si te administras bien, no tienes ningún problema. Yo me cogía las que quería, y no miraba lo que no percibía por no estar trabajando. De hecho, incluso una vez negocie no trabajar los viernes, y era feliz de lunes a jueves. Percibía muchísimo menos dinero, pero me compensaba.
Alberto. Tengo menos que cuando estaba de fijo, pero también por voluntad propia, sólo me cojo días si voy a hacer algo. Pero eso sí, elijo las fechas que quiero y me voy cuando quiero. No tengo que estar pensado si me las van a conceder, o me tengo que poner de acuerdo con mis compañeros.
¿Cuánto tiempo lleváis trabajando en Befree? ¿Qué es lo mejor de trabajar aquí?
Rodrigo. Ahora llevo poco. Llevo trabajando desde septiembre. Pero cuando era freelance trabajé con ellos 3 años.
Lo que más me gusta es que tengo mucha confianza con los socios porque además de empleadores, he trabajado con ellos. Sobre todo, con Alejandro, y me he entendido siempre muy bien con él, desde el minuto uno.
Nunca he tenido ningún problema con ellos. Tanto Alejandro como Rafa son muy transparentes.
Alberto. Llevó 3 años. Estuve dos años, luego me fue a un proyecto en Deloitte, y en marzo de este año volví. Coincido con Rodrigo en que lo que más me gusta de Befree es que son transparentes.
¿Qué le diríais a alguien que se está planteando ser freelance?
Rodrigo. Dependiendo de los factores por lo que se lo está planteando, le diría una cosa u otra.
Si lo hace por necesidad le diría, que pida más dinero, y si lo hace porque va a estar más a gusto, que disfrute de esa situación y de todas las flexibilidades que te brinda ser freelance. Y, además, que al tener menos derechos que apriete más a la empresa.
Alberto. Primero que tiene que tener experiencia. El freelance antiguamente era un gurú con mucha experiencia. Y lo segundo que tiene que cuidar la relación con el cliente y tener capacidad de trabajo.
¿Os veis dentro de 10 años como freelance?
Rodrigo. Ah, no sé, ¡sí! porque no. Yo si me estoy planteando ser freelance. El contrato que tengo aquí es hasta diciembre, por lo que, llegado a ese punto, dependiendo de las condiciones si me lo plantearía.
Alberto. Si, sin problema. Hablando los freelances, el miedo es que a lo mejor de mayor no contraten freelance, pero si lo piensas bien no hay ningún problema. Las empresas cuando contratan a un freelance no miran la edad.